son segundos que comienzan como arcos eléctricos de sonido digital colores globulares en un océano de descargas terminan confusos despertando el cabezal de la habitación lágrimas de dragón baten el algodón de los cristales pensar en un Sol es inútil no guardo su recuerdo la luna se esconde tras el océano durmiendo el cabezal de la habitación lágrimas de dragón arañan la noche con la que embozo el cuerpo tratando de alejar perpetuas sombras de daga congelada. aturden la mente y confunde impasible el corazón acortan el sueño alargan las noches agranda el dolor memorias del tiempo esbozadas, perdidas, diluidas en viento. Vuelan, no vuelven. Permanecen.
Fugaces como estrellas, 2018